miércoles, 23 de noviembre de 2011

LOS ORÍGENES DE LA INTEGRACIÓN

Analizar los orígenes de la solidaridad nos permite comprender como evolucionan las diferentes formas de afrontar los problemas sociales, y que papel juega la iniciativa social.

Distintas formas de intervención aparecen en diferentes momentos históricos como evolución de las anteriores, aunque esto no quiere decir que desaparezcan totalmente.  En un mismo momento conviven diferentes tipos de intervención con mayor o menor fortuna.  Por ello, en la actualidad, frente a intervenciones innovadoras, conviven organizaciones que desarrollan acciones en el más puro estilo caritativo o benéfico como si el tiempo no hubiera pasado por ellas, perpetuando de esta manera, acciones de otras épocas. 
  

En un primer momento, la ayuda a los demás se desarrollaba a través de la familia y de las relaciones de buena vecindad. Es la solidaridad vecinal o familiar quien actúa cuando un ciudadano tiene problemas.
Otra forma de protección eran los gremios, corporaciones formadas por los maestros, oficiales y aprendices que establecían mecanismos de protección a los afiliados ante situaciones de necesidad por medio de cuotas aportadas por los miembros.
También se destacan las acciones caritativas. La caridad era ejercida por los ciudadanos dando limosna, los ayuntamientos mediante albergues y casas de misericordia, o las organizaciones religiosas con sus hospitales. Estas formas caritativas, hoy superadas, estaban ligadas a sentimientos religiosos y piadosos, siendo fundamentalmente la Iglesia quien se ocupaba de la atención de pobres y marginados.
  

Aparece la beneficiencia pública protagonizado por los ayuntamientos.
Esta acción pública tiene dos caras, por un lado trata de reprimir la pobreza y la mendicidad y por otro, se comienza a pensar que el hombre desvalido no puede quedar a merced de las ayudas de sus semejantes, ni de las instituciones y, por tanto, se necesita establecer una ayuda social pública que pueda cubrir las situaciones de necesidad.
Epaña asume tardíamente la beneficencia y no es hasta 1849 cuando se decreta la Ley General de Beneficencia.
  

A partir de la Revolución Francesa, con la nueva sociedad que surge desde los principios de igualdad, fraternidad y libertad comienza a considerarse al marginado como un ciudadano más con derechos y deberes. Aparece la Asistencia  Social como segundo sistema de protección social.  El Estado empieza a ocuparse de los problemas de los pobres y marginados como una obligación inherente a su propia concepción y no como una tarea residual.  Esto provoca que progresivamente se vaya desplazando la acción de la Iglesia.

Nos encontramos en este momento mayoritariamente una acción benéfico-asistencial que da respuesta a necesidades de tipo material de primera necesidad.  No intenta mejorar la situación de amplios sectores marginados, ni cambiar estructuras para que abandonen su marginación.  Es una ayuda puntual, que se presta en un momento concreto y, que no tiene efectos duraderos en el tiempo.  

El desarrollo industrial provoca un agravamiento de la marginación, producto de una industrialización vertiginosa y de una inmigración masiva sin la más mínima planificación.
Podemos considerar la intervención en este periodo como filantrópico-asistencial.  El protagonista de la acción pasa a ser esa potente burguesía que cada vez crece más en las grandes ciudades a consecuencia del desarrollo industrial. 

La filantropía es un espíritu de buena voluntad activa hacia los semejantes, basado en la idea y el sentimiento de fraternidad humana,  Es una forma laica y más racional de la caridad cristiana.  Se expresa en acciones realizadas para fomentar el bienestar, no socorriendo individualmente a los necesitados, sino mejorando su situación por medio de medidas de alcance general, especialmente a través de instituciones benéficas.

Comienzan ha aparecer valores de solidaridad. 
Además de los sistemas públicos, la iniciativa social del movimiento obrero, genera una forma propia de protección social para los trabajadores, basada en el principio de previsión social frente a los riesgos de enfermedad, paro, invalidez, etc.  Surgen así los seguros sociales, y con ellos, posteriormente, el Sistema de Seguridad Social.

La Seguridad Social de tipo contributivo se sitúa en paralelo a la beneficencia.  Por un lado, nos encontramos a los pobres y marginados atendidos por la beneficencia; por otro los trabajadores protegidos por la seguridad social.

El tránsito de una seguridad social para los trabajadores, a una seguridad social para todos los ciudadanos se configura con la consolidación del Estado de Bienestar.  Los derechos de seguridad social, es decir, las pensiones, la sanidad, el desempleo, junto a los servicios sociales, el derecho a la educación, la cultura y otros servicios públicos aplicados horizontalmente al conjunto de los ciudadanos y no sólo a los trabajadores, definirán la política de bienestar social como sello de identidad de las democracias europeas más avanzadas.
  



Se considera que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos a lograr unas determinadas cotas de bienestar, por ello, cuando existen colectivos que no pueden acceder a esas cotas, se ponen en marcha mecanismos correctores que tratan de solucionar esta situación.  Se interviene para modificar el medio social y mejorar las condiciones de vida que resultan negativas o perjudiciales para determinados grupos humanos.  No sólo se actúa sobre las necesidades, sino sobre todos aquellos aspectos que las generan.  Son acciones que pretenden hacer realidad el bienestar social poniendo en marcha una acción transformadora, de un modo sistemático y técnico.  Se asume que son problemas sociales y por tanto afectan a grupos y comunidades, su forma de actuación es macrosocial.  También considera que es fundamental la participación activa de los ciudadanos.  

TRES PASOS EN LA EVOLUCIÓN DE LA ACCIÓN SOCIAL

1.-Paso de la acción puntual a la acción continua y ordenada:
  • Es la evolución de la beneficencia a la asistencia social.
  • De la visión aristocrática a la burguesa.
  • De la intervención desde instancias exclusivamente religiosas a la progresiva secularización.
  • De la pareja aristócrata-pobre a la de burgués-obrero.
2.-Paso de la acción continua a la acción sistemática institucionalizada:
  • De la asistencia social al servicio social.
  • De la visión burguesa decimonónica al reconocimiento democrático de los derechos sociales por parte del Estado.
  • De la pareja burgués-obrero al usuario de cualquier clase social.
3.-Paso de la acción sistemática institucionalizada a la acción transformadora y participativa, integral e integrada en el resto de las acciones:
  • Del servicio social al trabajo social.
  • De la acción compensatoria del Estado democrático a una concepción de intervención social participativa.
  • De la figura del usuario a la del ciudadano.